Esta bien que China es la nueva potencia mundial de este milenio y que su Presidente Hu Jintao, se vino por estos rumbos con las maletas repletas de dinero, pero no se debe de perder la perspectiva y muchísimo menos la dignidad ante visitas como la del pasado domingo y parte del Lunes.
Los ticos fuimos testigos por un lado, de un evidente exceso en las medidas de seguridad a las que estamos poco acostumbrados y nos incomoda y por otro, de la actitud de uno que otro funcionario del desgobierno de los Arias, que poco les falto servir de alfombra a la numerosa comitiva de orientales.
Antes, en los tiempos en que mi abuela me contaba acerca del honor de nuestros gobernantes, los mandatarios extranjeros que nos visitaron, lo hacían bajo el convencimiento de que Costa Rica a pesar de pequeña e irreconocible en el mapamundi, tenía mucho que ofrecer por su tradición civilista, por su vocación de paz, por su idiosincrasia y por la forma de ser de su gente.
Ahora todos esos valores que nos caracterizaron en el pasado se quedaron de lado y a la mejor el Presidente Jintao nos valora por nuestros actos y manera de proceder.
Para muestras un botón:
Escena primera: transformados en bandidos, enmascarados y marañosos, rompimos relaciones con Taiwán sin que mediara razón alguna y ojo, no sin antes chulearles un poco más de dólares.
Escena segunda: los expulsamos de nuestro territorio sin aviso previo y de manera vergonzosa como si se tratara de enemigos.
Escena Tercera: Cobramos por el favorcillo, alguna platilla para bonos y otra que para el Estadio nuevo alcanzó.
Escena Final: Recibimos a brazo partido a nuestros nuevos amigos orientales, sonrientes, dispuestos y obedientes, babeando por las ganas de contar, cuanto dólares nos dejó toda la jugada.
Seamos claros, con esa manera de proceder tan descarada e interesada por el billete de nuestro actual desgobierno, es muy poco probable que las autoridades de la República China nos miren como un país serio o cuando menos confiable. En realidad nos fue bien con la paseada de estos días del presidente Jintao, y mejor que no se sabía el dicho, de que por la plata baila el mono, porque si no, es capaz que nos ponen a todos a comer maní.
Para el establecimiento de nuestras relaciones internacionales y comerciales presentes y futuras, ya sea con China o la con Chinchina, deberíamos de ser algo así como eso que llaman, ser soberanos.
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