miércoles, 25 de julio de 2007

“MENTIRILLAS”

Con este menjurje del TLC, los que quieren que se apruebe a como dé lugar, se han dejado decir algunas mentirillas.
Decía mi Abuela que todos hemos mentido alguna vez y es cierto, pero también decía, que esas mentiras podían ser blancas, piadosas, eclesiales y hasta maritales si el caso amerita, pero nunca mentirillas.
Las mentirillas son aquellas que lejos de engañar, ofenden; son la escala más baja del engaño, son las que jamás se podrían sostener sin comprometer la dignidad y el decoro humano.
El premio a la “más peor” de las mentirillas del TLC se lo lleva el Presidente de la República Óscar Arias que se dejó decir en la inauguración de Techno Park en Cartago lo siguiente: “Los que vienen en bicicleta, con el TLC vendrán en motocicleta BMW y los que vienen en Hyundai, vendrán en un Mercedes Benz.” (Página 2 La Prensa Libre de 30 de mayo de 2007)
Semejante afirmación desvirolada es más que ofensiva si se toma en cuenta que el Presidente se la dijo a humildes trabajadores de las empresas de esa zona franca es decir, los trató de güichos.
Si fuera cierto que así de buena es la cosa, dudo que haya un solo güevón en Costa Rica que se oponga al TLC, pero desgraciadamente no es así.
México por ejemplo firmó hace más de 10 años su Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y los que tenían un vocho, una bicicleta y una patineta, las vendieron todas en combo por causa de la creciente miseria.
Un 70 por ciento de los Mexicanos vive por debajo de la línea de pobreza y de éstos, 40 millones de cuates viven en la pobreza extrema. En la tierra de Cantinflas hay un déficit de casi el 50 por ciento de empleos nuevos y a un 55 por ciento de los suertudos que si trabajan, no se les reconoce aguinaldo, vacaciones y seguridad social.
No es por vara que los Estados Unidos construyó un muro para que no se les pasaran mojados, pues durante los tres primeros años del TLC de México, 5 millones de campesinos se pasaron al otro lado y los tacos de borrego y puerco ya son MADE USA, pues la cifra que pagan los mexicanos en compra de alimentos al exterior, es superior en muchos miles de millones de dólares, a su propia deuda pública.
El TLC es un negocio muy bueno pero para unos pocos, es paja que todos vamos a tener Mercedes, aviones, condominios de 11 pisos y dinero hasta debajo del sobaco. En que jupa cabe pensar que los Estados Unidos va a beneficiar a nuestros campesinos en perjuicio de los suyos, o va a generar más empleo en Centroamérica del que se requiere allá, o nos va a transformar a todos de carretoneados a magnates.
Lo malo de las mentirillas –diría mi Abuela– es que la jarana sale en la cara, o sea, que si al mentiroso no le crece la nariz, mínimo, le sale concha.

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