domingo, 1 de febrero de 2009

LA ESPERANZA TIENE UN NOMBRE….

Los Estados Unidos es una Nación evidentemente llena de contrastes, pero no se podrá negar, que ha realizado importantes e innumerables aportes a la historia de la humanidad incluso, desde su propia lucha de independencia, que a fin de cuentas culmina con la promulgación de la primera Constitución Política, liberal y republicana de nuestros tiempos.

Más tarde la guerra civil abolicionista, nutrida del espíritu de la ilustración -“libertad, igualdad, fraternidad-”, que para 1865 logró la liberación de los esclavos negros en los Estados de la unión que conservaban esa práctica, y se convirtió en el ideario de lucha del movimiento por los derechos civiles, que entre 1955 y 1968 alcanzó su máxima expresión por medio Martin Luther King y de miles de hombres y mujeres que dieron su vida por el ansiado sueño de igualdad.

Fue en el corazón económico de los Estados Unidos, al este de Mahattan, New York, en medio de la revolución industrial, del desarrollo y la explosión del comercio textil, que más de veinte mil mujeres fueron a cuatro meses de huelga para reclamar por las condiciones infrahumanas a las que se le sometía en sus fábricas y fue uno de sus Presidentes, John Kennedy, quien selló una Alianza para el Progreso con nuestra América Latina.

Finalmente –sin que por ello se entienda que se agotó la lista de aportes- el pasado veinte de enero hemos sido dichosos testigos de la llegada a la Casa Blanca del primer Presidente Afroamericano, Barak Obama.

Obama no solo conquistó a la población negra que en avalancha depositó en las urnas en su apoyo, pues además las mujeres y los latinos fueron votos determinantes así como la mitad de los votos de los blancos en prácticamente todo el país (con excepción del sur).

Nuevamente se dio un paso firme en el avance de la humanidad y nuevamente el escenario es los Estados Unidos, pero los motivos de celebración en todo el orbe son mayores.

Obama no se convirtió en Presidente solo por su color de piel, es un hombre joven, inteligente, de verbo activo quien prometió ser diferente su discurso político lo ha sido y por lo visto en sus primeros días de mandato así será, al menos así lo confirma la orden ejecutiva que ordena el cierre de la cárcel de Guantánamo una de las aberraciones humanas más grandes de nuestros días.

Inicie este artículo hablando sobre los contrastes de los Estados Unidos. Desde luego que en muchas de las facetas de su historia como nación y como imperio no estamos para nada de acuerdo. Es más, si rebuscamos en su reciente historia de ocho años del martirio de la administración Bush, es seguro que encontraremos excesos y acontecimientos repudiables que por cierto le han valido una probable acusación legal por parte de la Corte Suprema, al ex secretario de defensa Donald Rumsfeld y el ex fiscal general John Ashcroft, por torturar a seres humanos.

Hacemos votos por el nuevo Presidente y el cambio prometido, hacemos votos por esta nueva era que se asoma resplandeciente para la humanidad, al fin pareciera posible que la justicia y la igualdad imperen sobre la codicia y la ineptitud, al fin pareciera posible aspirar a la relaciones justas en el plano internacional, hacemos votos para no ser defraudados, pues por ahora, lo que parece, es que la esperanza tiene nombre.

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