La reciente elección en Israel de un gobierno de derecha, encabezado por Benjamín (Bibi) Netanyahu, complica cualquier esperanza de paz en Medio Oriente y es sin duda un gran escollo, para el joven presidente de los EEUU que entre otros retos inmediatos, deberá restaurar la imagen y credibilidad de su país en esa región del mundo, decaída por causa de la obsesión de Bush por la lucha contra el terrorismo en Irak.
Los analistas proyectan que la Administración Obama impulsará un equilibrio capaz de proteger y resguardar la relación histórica de Estados Unidos con Israel; empero, auspiciante de un proceso de pacificación real, que en buena medida retomaría los esfuerzos de su antecesor Bill Clinton, quien logró hace ocho años los primeros atisbos de un acuerdo, al reunir en Camp David a palestinos e Israelitas.
Si bien es cierto, el tema de los refugiados se encuentra irresuelto (4 millones de refugiados palestinos pobres, expatriados que viven en las franjas además de Jordania, Siria y Líbano), la única solución viable para la paz es asegurar la coexistencia de ambas fracciones. Israel debe retirarse de Cisjordania y permitir el establecimiento de los palestinos en esa franja (además de Gaza) y, por ende, los palestinos deben reconocer la soberanía del Estado Israelí. En lo concerniente a Jerusalén la solución Clinton parecer ser la más viable y tratándose de una geografía sagrada, la soberanía sobre responsabilidades de administración básicas de la tierra santa, puede ser compartida.
Faltará “convencer o seducir ” al recién electo Presidente israelita, del que se espera fustigue a Hamás, sin reparar en la consecuencia de fustigar la vida de millón y medio de civiles en Gaza para quienes se esfuma la esperanza de paz.
Si bien es cierto, el tema de los refugiados se encuentra irresuelto (4 millones de refugiados palestinos pobres, expatriados que viven en las franjas además de Jordania, Siria y Líbano), la única solución viable para la paz es asegurar la coexistencia de ambas fracciones. Israel debe retirarse de Cisjordania y permitir el establecimiento de los palestinos en esa franja (además de Gaza) y, por ende, los palestinos deben reconocer la soberanía del Estado Israelí. En lo concerniente a Jerusalén la solución Clinton parecer ser la más viable y tratándose de una geografía sagrada, la soberanía sobre responsabilidades de administración básicas de la tierra santa, puede ser compartida.
Faltará “convencer o seducir ” al recién electo Presidente israelita, del que se espera fustigue a Hamás, sin reparar en la consecuencia de fustigar la vida de millón y medio de civiles en Gaza para quienes se esfuma la esperanza de paz.
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