Una reciente investigación de Claudio Barrantes publicada por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (febrero de 2009) intitulada “EL ULTIMO CACIQUE” reveló un secreto excepcional del que todos los costarricenses debemos hacernos partícipes.
Una antiquísima y valiosa colección de artefactos indígenas, especialmente de las sociedades Bribris, Cabécares y Teribes de Talamanca, auténtico tesoro de nuestros tiempos, fue recolectada por el geólogo William More Gabb entre los años 1873-1874 y depositada “temporalmente” en el Instituto Smithsoniano de Washington, Estados Unidos.
Este formidable descubrimiento del tesoro escondido consta en la investigación del señor Barrantes quien explica que Gabb no entregó al gobierno de Costa Rica la colección dado que no existían en el país las condiciones que permitieran resguardar semejante legado cultural.
Entre otras maravillas –según fue documentado por el mismo Gabb en sendos informes- fueron traslados al Instituto Smithsoniano Sábanas y envoltorios mortuales, Cerbatanas, armas, instrumentos musicales, collares de dientes de tigre y artículos religiosos muchos de los cuales, fueron restos y testimonio de la rebeldía de Pablo Presbere y sus seguidores.
Si bien es cierto el Instituto Smithsoniano es probablemente uno de los mejores museos del planeta (en realidad en un complejo formado por 19 museos y 7 centros de investigación), ahora que el tesoro fue redescubierto por este investigador nacional, debemos de reclamar su devolución.
En ese sentido ya está dando la lucha don Orlando Barrantes (hermano del autor y reconocido luchador social) y me parece justo que los apoyemos.
La investigación contenida en El último Cacique, demuestra que dicho tesoro es propiedad del Gobierno de Costa Rica. “Todavía en 1921 un cesionario de los derechos de Gabb, Jhon I McDuffie, presentó un reclamo al gobierno costarricense por $80.533,85, como pago de los trabajos realizados por Gabb cuarenta y siete años atrás. Al final se le reconocieron $ 5.000”
Después de 135 años el tesoro fue redescubierto. Ignoro si las piezas puedan tener un valor cuantificable monetariamente. Eso es lo de menos. La riqueza a la que aludimos es en cuanto al legado cultural y ancestral que representa. Reclamemos lo que ES NUESTRO, el tesoro ESCONDIDO fue descubierto y NOS PERTENECE.
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