Victor Emilio Granados Calvo

La revista británica The Economist elabora periódicamente un índice mediante el cual se mide la Paridad del Poder Adquisitivo (PPA) en distintas naciones del planeta o mejor dicho, en aquellas en las que se comercializa la Big Mag de la Mc´ Donalds.

La operación es muy sencilla, primero se tabula el precio de la Big Mag en los diferentes países y su respectivo costo, tanto en la divisa local como en dólares. Posteriormente se compara respecto del precio de dicha hamburguesa en los Estados Unidos lo que arroja el PPA. Finalmente se resta el PPA al tipo de cambio y se concluye si la moneda (local) esta infravalorada, supravalorada o equilibrada, claro está respecto de la moneda americana.

En el caso de Costa Rica aunque el tipo de cambio flotable o de bandas aumente la complejidad del cálculo, y por otro lado la dichosa hamburguesa puede ser comprada en combo, el llamado índice Big Mag arrojó como resultado en 2007 una aparente infravaloración del colón respecto del dólar en 0.32 centavos.

Pero en medio de nuestra propia crisis económica poco debe importarnos la Big Mag y es nuestra tesis que de mayor utilidad resulta el chayote tierno tal y como lo vamos a proponer y demostrar. Para empezar el chayote es más autóctono, de acceso universal y de múltiples usos (en picadillo, en sopa, sancochado, en dulce, en cajeta, en ensalada).

La popularidad y accesibilidad del chayote lo enfrenta como un alimento auténticamente democrático frente a la dichosa y por cierto, poco alimenticia hamburguesa transnacional.

Nuestra propuesta es que siendo tan versátil, el precio de este vegetal nos permitirá establecer cuanto poder adquisitivo ha perdido el costarricense por ejemplo en los últimos tres años.

En febrero de 2005 la unidad de cayote tierno costaba 175 colones (en Ferias del Agricultor según precio sugerido por el Consejo Nacional de la Producción). Según el mismo CNP y la lista de precios sugeridos al consumidor para la Feria, esa misma unidad de chayote tierno en diciembre de 2008 cuesta 700.00 (setecientos colones). Lo anterior quiere decir en términos absolutos que el precio se incrementó en 525 colones y porcentualmente cerca de un 300 por ciento en tan solo 46 meses.

Pero no se crea que solo el chayote incurre en tan escandalosa variación hay casos menos dramáticos como el de el chile dulce que costaba por unidad en 2005 un total de 130 colones y ahora vale 240 colones (110 por ciento más) y otros casos definitivamente alarmantes como el camote, tan necesario en éstos días para la clase política, que aumentó en el mismo período de 300 colones a 625 por kilo.

Nuestra investigación no podría concluirse sin examinar el caso de la vainica que en diciembre pasado se cotizaba en 1.125 colones por kilo y en 2005 tenía un valor de 425 colones.

De modo tal que ciertos alimentos básicos dentro de una dieta sana y nutritiva se han incrementado anualmente en un 60 o 75 por ciento. Podemos sugerir entonces la siguiente fórmula para determinar la pérdida de poder adquisitivo del tico: si un chayote aumenta 300 por ciento en un período de 46 meses en el que la inflación acumulada no superó (según nos dijeron) el 50 por ciento y si en el mismo período los aumentos salariales ni por asomo alcanzaron un 33 por ciento, divida todo, sume, reste y calcule una pérdida de poder adquisitivo respecto del chayote escandalosa. Antes con 1000 colones compraba 6 chayotes y ahora solo tiene derecho a chayote y medio.

Aunque The Economist no me otorgue un premio también resulta justo concluir que el valor nutritivo de la Big Mag frente a un picadillo de chayote tierno es absolutamente nulo y si la cosa sigue así les puedo asegurar, que dentro de unos años los políticos nos ofrecerán en sus propuestas y campañas, combos gratis de Mc Donalds a cambio de nuestro voto.