domingo, 7 de diciembre de 2008

Yo no olvido el año viejo...

No tarda en sonar en las radios esa legendaria canción interpretada por Tony Camargo, “Yo no olvido el año viejo” que ha tenido la virtud de sobrevivir a lo largo del tiempo gracias a esa mezcla de nostalgia y alegría que en todos provoca el fin y principio de año.

Una versión costarricense de 2008 no puede sin embargo ser tan optimista y alegre como la canción, porque son muy pocas las “cosas buenas” que nos deja el año viejo, “ni una chiva, ni una burra negra, ni una yegua blanca “.

En el tema de seguridad ciudadana nuestra percepción es que los ticos seguimos perdiendo la batalla y por goleada. El miedo se ha apoderado de nuestras vidas y los medios de comunicación convencionales culpan de esa inseguridad, a la falta o ausencia de leyes severas, mientras tanto los diputados se enfrascan en textos jurídicos poco más que inquisidores y nadie da en el verdadero clavo: a mayor desigualdad social y económica, mayor criminalidad.

La perversa ecuación entre falta de oportunidades reales y aumento de la delincuencia no es ningún invento mío, es el comprobado y triste resultado de otras latitudes geográficas en las que, grupos políticos insensibles e incapaces de establecer políticas públicas futuristas, han preferido gobernar para sus amigotes de turno, sin reparar en las consecuencias de esas agendas políticas estrictamente económicas, financieras y empresariales.

Tampoco vamos a poder olvidar el año 2008 por el índice de inflación y el aumento descalabrado que como consecuencia tuvo la canasta básica de alimentos. A esta fecha se habla de 14.78 por ciento lo que representa un golpe severo a los escuálidos ingresos de una clase media que cada vez más, es empujada a la pobreza, gracias a las variables en las tasas de créditos hipotecarios, principalmente.

El año viejo nos dejó el sinsabor de que para variar, el gobierno de los Arias, su obediente fracción del PLN y sus aliados (PUSC, LIBERTARIOS, GUYÓN Y ECHANDI) se dedicaron con “extreada” y todo, a aprobar las leyes de implementación al TLC, mientras que en clara y evidente ironía, el Presidente electo de Estados Unidos amenaza con revisar los términos leoninos de tales Tratados .

Yo no olvido el año viejo porque me dejó la autorización para explotar a cielo abierto, el proyecto de minería en Las Crucitas, San Carlos, un montón de dudas en torno al secretismo con que se manejó el préstamo-compra, de bonos de la deuda pública por parte de la República de China, una Dirección de Inteligencia y Seguridad infiltrada por bandas de delincuentes, un tanate de consultores del BCIE que no son funcionarios públicos, un Ministerio de Vivienda sin programas ni dinero y a un Presidente que para variar, solo le interesan las cosas del jet set.

Ojalá y el otro año podamos cantar cosas buenas aunque lo dudo mucho si quienes siguen al frente de la orquesta son los mismos aunque de mona se vistan- Por ahora, lo mejor será seguir bailando la versión de Camargo cada fin de año, pero estar atentos para que, cuando vengan los de siempre a pedir los votos, les digamos, “... ay ... yo no olvido el año viejo ... que va”.

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