Las personas sordas de nuestro país son uno de los sectores de la población que sufre de mayor discriminación en todos los ámbitos. Su mundo no es igual al nuestro, su cultura es distinta y requiere del Estado y de la sociedad, su pronto reconocimiento e integración. Sin pretender ser exhaustivo o científico en mis apreciaciones, afirmo que es posible clasificar a las personas sordas de nuestro país en tres grupos. Uno de ellos que posee dicción que lee y escribe y por lo tanto su situación socioeconómica no es mala del todo.
Otro que se comunica a través de su lenguaje de señas, LESCO y un tercer grupo que generalmente es integrado por personas con sordera profunda o que no gozaron de oportunidades, por lo que ni siquiera se comunica por medio del LESCO.
Dentro del segundo grupo hay personas sordas que dependiendo de las circunstancias leen y escriben y otras no y dentro del tercer grupo, definitivamente estos ciudadanos ni leen, ni escriben. Esta clasificación antojadiza y poco científica, es la que me ha permitido identificar con cuál tipo de persona sorda estoy interactuando. Valga decir, que la vida me ha permitido al lado del diputado Oscar López conocer a maravillosas y admirables personas sordas, muchos de ellos han formado hogares ejemplares y han podido educar y formar a niños oyentes a pesar de los obstáculos, a pesar de la apatía y del desinterés de la sociedad en general.
La clasificación tan sui generis resulta útil, para comprender los problemas y retos que enfrentan estos heroicos costarricenses a quienes el Estado no les ha reconocido las necesidades específicas de información a las que poseen derecho constitucional. ¿Cómo se informa una persona sorda del diario acontecer nacional? ¿Cómo sabe una persona sorda si hay mucha delincuencia, o si mañana hay temporal o si van a subir los intereses de su préstamo hipotecario? ¿Cómo se entera un sordo en Costa Rica de asuntos elementales como el aumento en el costo de la vida, el de los salarios, o que por ejemplo no hay forma de pasar por el cerro de la muerte mañana? Las respuestas dependen de las circunstancias particulares, así por ejemplo, el caso de las personas sordas que leen, es el más favorable, aunque es dable advertir que su comprensión de lectura no es tan apegada a la realidad. Poseen este grupo de personas, apenas interpretaciones o percepciones parciales de la realidad. En los casos de personas sordas que no leen y se comunican por medio del LESCO su acceso a la información es totalmente violentado. Con la excepción de TV Extra Canal 42, para esa población contemplar un noticiario, es igual a que Usted y yo tratemos de entender un rito tribal africano o indonesio.
El derecho a la información de la persona sorda en Costa Rica no se ha dimensionado en toda su magnitud. Según el censo del año 2000 en Costa Rica hay cerca de 30 mil habitantes que presentan esta discapacidad a quienes todavía hoy, no le hemos dado el lugar que ocupan en nuestra sociedad, ni el reconocimiento de sus necesidades de información.
Otro que se comunica a través de su lenguaje de señas, LESCO y un tercer grupo que generalmente es integrado por personas con sordera profunda o que no gozaron de oportunidades, por lo que ni siquiera se comunica por medio del LESCO.
Dentro del segundo grupo hay personas sordas que dependiendo de las circunstancias leen y escriben y otras no y dentro del tercer grupo, definitivamente estos ciudadanos ni leen, ni escriben. Esta clasificación antojadiza y poco científica, es la que me ha permitido identificar con cuál tipo de persona sorda estoy interactuando. Valga decir, que la vida me ha permitido al lado del diputado Oscar López conocer a maravillosas y admirables personas sordas, muchos de ellos han formado hogares ejemplares y han podido educar y formar a niños oyentes a pesar de los obstáculos, a pesar de la apatía y del desinterés de la sociedad en general.
La clasificación tan sui generis resulta útil, para comprender los problemas y retos que enfrentan estos heroicos costarricenses a quienes el Estado no les ha reconocido las necesidades específicas de información a las que poseen derecho constitucional. ¿Cómo se informa una persona sorda del diario acontecer nacional? ¿Cómo sabe una persona sorda si hay mucha delincuencia, o si mañana hay temporal o si van a subir los intereses de su préstamo hipotecario? ¿Cómo se entera un sordo en Costa Rica de asuntos elementales como el aumento en el costo de la vida, el de los salarios, o que por ejemplo no hay forma de pasar por el cerro de la muerte mañana? Las respuestas dependen de las circunstancias particulares, así por ejemplo, el caso de las personas sordas que leen, es el más favorable, aunque es dable advertir que su comprensión de lectura no es tan apegada a la realidad. Poseen este grupo de personas, apenas interpretaciones o percepciones parciales de la realidad. En los casos de personas sordas que no leen y se comunican por medio del LESCO su acceso a la información es totalmente violentado. Con la excepción de TV Extra Canal 42, para esa población contemplar un noticiario, es igual a que Usted y yo tratemos de entender un rito tribal africano o indonesio.
El derecho a la información de la persona sorda en Costa Rica no se ha dimensionado en toda su magnitud. Según el censo del año 2000 en Costa Rica hay cerca de 30 mil habitantes que presentan esta discapacidad a quienes todavía hoy, no le hemos dado el lugar que ocupan en nuestra sociedad, ni el reconocimiento de sus necesidades de información.
0 comentarios:
Publicar un comentario