Por eso nunca la ame tanto como en ese período que a la mejor fue de 13 o 15 años. La abuela era una mujer fuerte, realmente fuerte, nunca nos otorgó muchas libertades o licencias a los nietos que tuvimos la dicha de crecer en su regazo riguroso, pero cuando se manifestó el alzheimer se transformó en nuestra cómplice, en la promotora del bochinche y el vacilón, en la compañera perfecta de juegos y de imaginación, en la abuela que aunque usted no lo crea, siempre espero recordar.
En este día mundial del alzheimer me uno al llamado a la tolerancia, al cariño y la comprensión de las familias para con todas y todos aquellos adultos mayores. Soy conciente de la forma en que esta enfermedad abarca y afecta a todo el núcleo familiar y del peso que representa –literalmente- la atención y los cuidados de nuestros “niños viejos”.
Sólo con amor y en muy buena parte con sentido del humor, es posible hacer frente a este período en la vida de muchas familias. Si se miran bien, nuestros abuelos alzheimer, son una oportunidad mágica –celestial diría yo- de reencontrarnos con nuestro propio pasado.
Desde el PASE, el único y el primer partido político de Costa Rica que lucha constantemente por la igualdad de derechos de las personas con discapacidad y los adultos mayores, nos unimos al DÍA MUNDIAL DEL ALZHEIMER y reiteramos el llamado a la tolerancia, al cariño y la comprensión que merecen todas aquellas personas que deben enfrentarse a esta enfermedad que afecta a todo el núcleo familiar.
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