domingo, 7 de junio de 2009

Ingobernabilidad versus legitimación.


Costa Rica no tiene problemas de gobernabilidad, lo que tiene es problemas de legitimación de sus poderes públicos. En estos días de agitadas propuestas políticas y aguas pre electorales, se ha insistido desde toda trinchera partidaria y desde el propio Gobierno de la República, en el hecho de que la ingobernabilidad es el primer obstáculo para el desarrollo nacional.
Sin embargo nuestra tesis es que la falta de legitimidad de los poderes públicos -que deviene del voto popular- es en realidad el verdadero meollo del problema. En el caso del actual Presidente Oscar Arias, solo 26 de cada 100 ticos votaron para elegirlo lo que nos da pie para concluir muy matemáticamente, que 74 de cada 100 no lo legitimaron como primer mandatario de la República.
Con base en la información estadística de las elecciones de 2006 disponible en la página web del Tribunal Supremo de Elecciones, elaboramos la siguiente tabla:
De cada 100 ticos
26 ticos Votaron por Oscar Arias creyendo que el barco tendría capitán
25 ticos Votaron por Otón Solís con la esperanza de que el capitán del barco no fuera Arias
05 ticos Votaron por Otto Guevara el libertario de pantalones blancos que recogió basura en Tibás
02 ticos Votaron por Ricardo Toledo al frente de un alicaído PUSC
01 ticos Voto por Álvarez Desanti con todo y sus 750 millones de anuncios de t.v.
01 ticos Votó por José Manuel Echandi creyendo que era cierto que era un defensor del pueblo
02 ticos Se dividieron las preferencias entre Renovación Costarricense, Patria Primero, Integración Nacional, Unión Patriótica, ADN y al menos 3 grupos de izquierda electoral.

38 ticos No votaron, no se arrimaron, no quisieron saber nada

Queda claro que los únicos ganadores en la elección de 2006 fueron los 38 ticos mayoría absoluta que no legitimó a Arias Sánchez como su Presidente. Es más si a este porcentaje se le suman los 25 ticos que votaron por Otón, tendremos un total de 63 costarricenses que no querían definitivamente y del todo, a Oscar Arias como primer mandatario.
En eso consiste la falta de legitimación. Un cuarto del total de la población legitimó a un presidente que los otros tres cuartos no quisimos. Ello implica una especie liderazgo disimulado y una gran mayoría con capacidad de cuestionar las decisiones emanadas del poder ejecutivo.
Queda claro que lo que no hay es legitimación. Ya veremos en futuras entregas, como es que ocurre igual en el caso del Poder Legislativo y de los llamados gobiernos locales, casos para los cuales realizamos idéntico ejercicio con el fin de explicar y demostrar que la deslegitimación de los poderes públicos, es el principal problema de los costarricenses.

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