Voy a referirme a dos casos que conocí en estos días que, aunque en principio son distintos y no tienen ningún vínculo aparente entre sí, están unidos por una sola aspiración, la de ampliar el acceso y la participación de las personas con discapacidad en los partidos políticos.
Después de resultar electo diputado de la República el no vidente Oscar López y después de nominarlo como primer aspirante con discapacidad a la Presidencia en toda la historia del país, en el PASE partimos del supuesto de que otros partidos políticos harían lo propio y buscarían dentro de sus filas y adeptos a personas y candidatos de contrapeso. Lejos de preocuparnos –desde la perspectiva electoral- previmos que la posible postulación de candidatos en puestos elegibles en otros partidos políticos, se daría como un efecto positivo de la existencia del PASE en el espectro político nacional.
Desgraciadamente esto ya no fue así en el Movimiento Libertario, partido que desaprovechó la valiosa oportunidad de elegir en el primer lugar de su papeleta de diputados por la provincia de Puntarenas, al Doctor Olman Ugalde, no vidente y funcionario del Banco Central que ostenta dentro de sus atestados académicos un doctorado en Derecho Administrativo en la Universidad Complutense Madrid.
Del señor Ugalde solo puedo decir que sería un diputado de lujo, no solo por su nivel académico, sino por sus cualidades morales y personales. En cuanto a los libertarios, no me cabe duda que perdieron una excelente oportunidad de postular a un candidato de primera, comprometido además con las causas de la población con discapacidad del país. Este hecho lo encadeno con un reciente recurso de amparo, al que la Sala Constitucional le dio curso, el recurso es contra el PASE y contra todos los partidos políticos, lo presentó otra persona con discapacidad a quien no tengo el gusto de conocer.
El recurrente considera vulnerado sus derechos fundamentales, en el tanto los partidos políticos impiden a las personas con discapacidad acceder a puestos de elección popular –según indica - debido a la ausencia de normas estatutarias que establezcan cuotas de discriminación inversa para esta población. Contrario a lo que se podría pensar, el PASE, partido político que hizo de la lucha contra la discriminación de las personas con discapacidad su bandera electoral, se manifestó en contra de la petitoria.
Nadie desconoce el hecho de que nuestro candidato a la Presidencia de la República, es el diputado Oscar López, líder no vidente del partido y que con toda seguridad, como candidatos a diputados por todas las provincias del país, se postularán para las próximas elecciones de 2010, muchos dirigentes del partido que presentan discapacidad.
Sin embargo presentar discapacidad, no es un requisito para aspirar a ocupar posiciones a lo interno del partido o a puestos de elección popular y desde luego, no es óbice. Responde a un proceso natural de selección de personas con base en liderazgos y su participación, todo ello de conformidad con las reglas que rigen nuestro sistema de partidos políticos.
Con esto quiero decir que, si bien es cierto el principio de discriminación inversa refuerza los derechos de las personas con discapacidad en muchos ámbitos en los que se hace necesaria su aplicabilidad dada la desventaja social en que se coloca a esta población frente a problemas reales de discriminación laboral, social y cultural, resulta insuficiente para el caso concreto. Los derechos políticos para cualquier sujeto, poseen una connotación mucho más amplia a la posibilidad de ser electo, atañen a la posibilidad de elegir, a su libertad de elegir y de expresar y todavía con mayor amplitud, a la inexistencia de barreras físicas o actitudinales que imposibiliten el ejercicio de esos derechos. Más allá de su connotación electoral, los principios que promueven la participación política de las personas con discapacidad promueven un entorno que facilite la participación plena y efectiva en asuntos de orden público incluso a través de organizaciones y asociaciones no gubernamentales.
No es con cuotas que se garantiza a las personas con discapacidad ser escuchadas y tener derecho a participar de la conducción de asuntos políticos, lo deseable desde la perspectiva moral, es que exista pleno acceso a la participación, la expresión y la opción de aspirar a puestos de elección popular o de dirección internas, para todas las personas con discapacidad, pero no por su condición de personas con discapacidad, sino por el reconocimiento político que deba de darse en los partidos, de su capacidad individual.-
Desgraciadamente esto ya no fue así en el Movimiento Libertario, partido que desaprovechó la valiosa oportunidad de elegir en el primer lugar de su papeleta de diputados por la provincia de Puntarenas, al Doctor Olman Ugalde, no vidente y funcionario del Banco Central que ostenta dentro de sus atestados académicos un doctorado en Derecho Administrativo en la Universidad Complutense Madrid.
Del señor Ugalde solo puedo decir que sería un diputado de lujo, no solo por su nivel académico, sino por sus cualidades morales y personales. En cuanto a los libertarios, no me cabe duda que perdieron una excelente oportunidad de postular a un candidato de primera, comprometido además con las causas de la población con discapacidad del país. Este hecho lo encadeno con un reciente recurso de amparo, al que la Sala Constitucional le dio curso, el recurso es contra el PASE y contra todos los partidos políticos, lo presentó otra persona con discapacidad a quien no tengo el gusto de conocer.
El recurrente considera vulnerado sus derechos fundamentales, en el tanto los partidos políticos impiden a las personas con discapacidad acceder a puestos de elección popular –según indica - debido a la ausencia de normas estatutarias que establezcan cuotas de discriminación inversa para esta población. Contrario a lo que se podría pensar, el PASE, partido político que hizo de la lucha contra la discriminación de las personas con discapacidad su bandera electoral, se manifestó en contra de la petitoria.
Nadie desconoce el hecho de que nuestro candidato a la Presidencia de la República, es el diputado Oscar López, líder no vidente del partido y que con toda seguridad, como candidatos a diputados por todas las provincias del país, se postularán para las próximas elecciones de 2010, muchos dirigentes del partido que presentan discapacidad.
Sin embargo presentar discapacidad, no es un requisito para aspirar a ocupar posiciones a lo interno del partido o a puestos de elección popular y desde luego, no es óbice. Responde a un proceso natural de selección de personas con base en liderazgos y su participación, todo ello de conformidad con las reglas que rigen nuestro sistema de partidos políticos.
Con esto quiero decir que, si bien es cierto el principio de discriminación inversa refuerza los derechos de las personas con discapacidad en muchos ámbitos en los que se hace necesaria su aplicabilidad dada la desventaja social en que se coloca a esta población frente a problemas reales de discriminación laboral, social y cultural, resulta insuficiente para el caso concreto. Los derechos políticos para cualquier sujeto, poseen una connotación mucho más amplia a la posibilidad de ser electo, atañen a la posibilidad de elegir, a su libertad de elegir y de expresar y todavía con mayor amplitud, a la inexistencia de barreras físicas o actitudinales que imposibiliten el ejercicio de esos derechos. Más allá de su connotación electoral, los principios que promueven la participación política de las personas con discapacidad promueven un entorno que facilite la participación plena y efectiva en asuntos de orden público incluso a través de organizaciones y asociaciones no gubernamentales.
No es con cuotas que se garantiza a las personas con discapacidad ser escuchadas y tener derecho a participar de la conducción de asuntos políticos, lo deseable desde la perspectiva moral, es que exista pleno acceso a la participación, la expresión y la opción de aspirar a puestos de elección popular o de dirección internas, para todas las personas con discapacidad, pero no por su condición de personas con discapacidad, sino por el reconocimiento político que deba de darse en los partidos, de su capacidad individual.-
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