Aunque admitimos como válidos y legítimos los esfuerzos realizados por algunos costarricenses, tendientes a coaligar para las elecciones de 2010, en una sola fuerza política, a los diversos grupos que en el primer referéndum de la historia del país nos opusimos al TLC, a estas alturas del año preelectoral se hace necesario aclarar nuestra posición.
El Partido Accesibilidad sin Exclusión es una organización con vida autónoma, nació destetado de cualquier otra fuerza política nacional conocida u oculta, agrupa a una serie personas que creemos en el humanismo como forma válida de interpretación de la realidad, sus problemas y posibles soluciones. No estamos conformes con la idea del “Estado neoliberal” que ha imperado en las últimas décadas, por lo que abogamos por una mayor y efectiva intervención del Soberano, a favor de los menos favorecidos de la sociedad, a quienes por cierto, dignamente representamos en la Asamblea Legislativa.
Esa visión y aspiración nos hizo coincidir con otras organizaciones políticas, sociales, gremiales, estudiantiles y comunales que en octubre de 2007 nos unimos en torno al adverbio “No”, lo que ciertamente nunca representó para nuestro partido, una adhesión tácita o implícita a tesis distintas a las que enarbola nuestra bandera de inclusión e igualdad.
Desde esa perspectiva hemos de señalar que, aunque hemos participado de buena fe de diversas gestiones que llaman a la unidad electoral de los grupos del No, nos parece irremediable, cuando no imposible, que se alcance el objetivo, especialmente por la naturaleza entrópica de la propuesta.
El punto de partida fue totalmente equívoco. La candidatura presidencial, el candidato y la forma en que se designaría, fue el único punto de una agenda que no avanzó ni un ápice, probablemente porque todos los grupos y sus líderes, se sintieron legitimados para figurar. Desde nuestra perspectiva el proyecto de coalición del NO reprodujo – como error- el esquema verticalista de los partidos tradicionales que se aglutinan en torno a figuras con potencial presidencialista como única forma de organización política y se menospreció el papel que en la lucha del referéndum asumieron los llamados comités patrióticos, fenómeno social al que sí se le puede atribuir sin ninguna duda, la gran movilización de 7 de octubre.
Los comités patrióticos nunca tuvieron propietario, no son invención de nadie, fueron producto de la confluencia de personas, valores y aspiraciones desideologizados que se aglutinaron geográficamente a nivel cantonal, no solo por la unidad que deparó la lucha sobre el destino del país, sino por la necesidad de incidir en la solución de sus propios problemas locales. Lejos de ser una marca registrada o un apetitoso instrumento electoral, los comités patrióticos no pueden ser por su naturaleza, destinatarios de una propuesta de coalición piramidal, deben ser el origen.
En el PASE entendemos la coalición del NO como un proceso que nazca de abajo hacia arriba y como cualquier otro proceso, que madure y se conforme en el tiempo. Abogamos en este período preelectoral, por no desmeritar el poder político real y el nivel de incidencia de los gobiernos municipales, por lo que llamamos a unificar papeletas a este nivel.
Mientras tanto, no podremos detener nuestro propio proyecto político, hace algunos años elegimos la vía electoral como fórmula para hacer valer nuestros ideales y hasta que se aclaren las aguas en que nadamos acompañados de nuestras propias contradicciones, el PASE sigue adelante.
El Partido Accesibilidad sin Exclusión es una organización con vida autónoma, nació destetado de cualquier otra fuerza política nacional conocida u oculta, agrupa a una serie personas que creemos en el humanismo como forma válida de interpretación de la realidad, sus problemas y posibles soluciones. No estamos conformes con la idea del “Estado neoliberal” que ha imperado en las últimas décadas, por lo que abogamos por una mayor y efectiva intervención del Soberano, a favor de los menos favorecidos de la sociedad, a quienes por cierto, dignamente representamos en la Asamblea Legislativa.
Esa visión y aspiración nos hizo coincidir con otras organizaciones políticas, sociales, gremiales, estudiantiles y comunales que en octubre de 2007 nos unimos en torno al adverbio “No”, lo que ciertamente nunca representó para nuestro partido, una adhesión tácita o implícita a tesis distintas a las que enarbola nuestra bandera de inclusión e igualdad.
Desde esa perspectiva hemos de señalar que, aunque hemos participado de buena fe de diversas gestiones que llaman a la unidad electoral de los grupos del No, nos parece irremediable, cuando no imposible, que se alcance el objetivo, especialmente por la naturaleza entrópica de la propuesta.
El punto de partida fue totalmente equívoco. La candidatura presidencial, el candidato y la forma en que se designaría, fue el único punto de una agenda que no avanzó ni un ápice, probablemente porque todos los grupos y sus líderes, se sintieron legitimados para figurar. Desde nuestra perspectiva el proyecto de coalición del NO reprodujo – como error- el esquema verticalista de los partidos tradicionales que se aglutinan en torno a figuras con potencial presidencialista como única forma de organización política y se menospreció el papel que en la lucha del referéndum asumieron los llamados comités patrióticos, fenómeno social al que sí se le puede atribuir sin ninguna duda, la gran movilización de 7 de octubre.
Los comités patrióticos nunca tuvieron propietario, no son invención de nadie, fueron producto de la confluencia de personas, valores y aspiraciones desideologizados que se aglutinaron geográficamente a nivel cantonal, no solo por la unidad que deparó la lucha sobre el destino del país, sino por la necesidad de incidir en la solución de sus propios problemas locales. Lejos de ser una marca registrada o un apetitoso instrumento electoral, los comités patrióticos no pueden ser por su naturaleza, destinatarios de una propuesta de coalición piramidal, deben ser el origen.
En el PASE entendemos la coalición del NO como un proceso que nazca de abajo hacia arriba y como cualquier otro proceso, que madure y se conforme en el tiempo. Abogamos en este período preelectoral, por no desmeritar el poder político real y el nivel de incidencia de los gobiernos municipales, por lo que llamamos a unificar papeletas a este nivel.
Mientras tanto, no podremos detener nuestro propio proyecto político, hace algunos años elegimos la vía electoral como fórmula para hacer valer nuestros ideales y hasta que se aclaren las aguas en que nadamos acompañados de nuestras propias contradicciones, el PASE sigue adelante.
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