- Discurso de fondo en Plenario Legislativo para razonar el voto en contra del Plan de Solidaridad Tributaria.
Estamos a pocos minutos de que se apruebe en su primer debate la Ley de Solidaridad Tributaria mas popularmente conocida como Plan Fiscal. Hoy a diferencia de lo que muchos puedan creer, en la puja política que se libró dentro y fuera del Congreso de la República en torno a este proyecto, no habrá vencedores ni vencidos, no habrá ganadores, solo perdedores.
Hoy con la aprobación de este proyecto de ley, permanecerá inmóvil la misma incertidumbre popular sobre la clase política, el mismo país desconcertado y sin rumbo, la misma gente llena de desesperanza.
Nada cambiará, porque los problemas estructurales del Estado no se corrigen con este proyecto, porque la Asamblea Legislativa sigue sin encontrar la ruta para adoptar acuerdos sensatos, porque el Gobierno de la República, no sabe hacia adonde quiere llevarnos a los demás.
Lo decimos con la autoridad moral de ser una fracción propositiva y no obstruccionista. En este proyecto de ley fuimos desde el inicio pro activos, luchamos por la creación de la ahora llamada canasta básica tributaria y logramos salvar 267 artículos de consumo, bienes y servicios, del inclemente Impuesto al Valor Agregado del 14 por ciento.
Fuimos pro activos y pensamos en las ayudas técnicas que utilizan las personas con discapacidad para vivir una vida digna y autónoma y logramos exonerarlas de todo pago, más allá de eso abogamos por los educadores, por sus ahorros, por su esfuerzo y evitamos que los excedentes de Caja de ANDE fueran golpeados por las nuevas disposiciones del impuesto a la renta.
Cuando tuvimos la posibilidad Parlamentaria, pedimos más cambios al proyecto que no fueron atendidos. Tenemos autoridad moral para votar en contra de este proyecto, porque aún estando en contra, aún dictaminando de manera afirmativa pero separándonos del texto que hoy está por aprobarse, no obstruimos lo que finalmente quiere la mayoría de este Parlamento. De las veintidós mil mociones que se votaron en comisión y en plenario, mi fracción solo presento 23 mociones, 23 mociones que buscaban mayor progresividad del Impuesto del Valor Agregado, especialmente buscando gravar los artículos llamados suntuosos.
Nuestra tesis era que los bienes de lujo como electrodomésticos, vehículos, vinos, cigarros, licores, cervezas, perfumes y cosméticos de toda clase debían de pagar más impuesto al valor agregado y los productos que quedaron fuera de los 267 de la canasta básica podrían pagar 13 por ciento y no 14 como quedó finalmente en el proyecto
Solo en el año 2010 el Ministerio de Hacienda recaudo 147 mil millones de colones y es previsible que 2011 cierre con una suma cercana a los 200 mil millones.”
Para nosotros, esa era mejor manera de cargar el costo de esta reforma fiscal en las clases sociales que más ingresos tienen.
Pero si hay una razón que nos lleva a votar en contra de este proyecto es la triste realidad estructural del Estado Costarricense. En palabras sencillas como nos gusta usarla, el Estado es una especie de saco roto, al que no importa cuánto dinero tiremos dentro, si hay huecos en ese saco.
Los superávit que el año pasado acumularon distintos entes gubernamentales son escandalosos. Mientras el gobierno pretende recaudar cerca de 300 mil millones de colones más al año con esta nueva ley, instituciones como el INS acumularon superávit de 369 mil millones, la Caja con todo y crisis más de 146 mil millones, el ICE 135 mil millones, el CONAVI 79 mil millones de colones, el INVU y la gente de clase media sin casa con un superávit de 67 mil millones de colones, RECOPE, con 62 mil millones de colones.
Todos sacos rotos, sacos en los que sobra dinero de todas y todos los costarricenses, solo el superávit de esas instituciones durante el 2011 según datos de la CGR representa 5 veces más lo que se quiere recaudar con el plan fiscal.
Hoy con la aprobación de este proyecto de ley, permanecerá inmóvil la misma incertidumbre popular sobre la clase política, el mismo país desconcertado y sin rumbo, la misma gente llena de desesperanza.
Nada cambiará, porque los problemas estructurales del Estado no se corrigen con este proyecto, porque la Asamblea Legislativa sigue sin encontrar la ruta para adoptar acuerdos sensatos, porque el Gobierno de la República, no sabe hacia adonde quiere llevarnos a los demás.
Lo decimos con la autoridad moral de ser una fracción propositiva y no obstruccionista. En este proyecto de ley fuimos desde el inicio pro activos, luchamos por la creación de la ahora llamada canasta básica tributaria y logramos salvar 267 artículos de consumo, bienes y servicios, del inclemente Impuesto al Valor Agregado del 14 por ciento.
Fuimos pro activos y pensamos en las ayudas técnicas que utilizan las personas con discapacidad para vivir una vida digna y autónoma y logramos exonerarlas de todo pago, más allá de eso abogamos por los educadores, por sus ahorros, por su esfuerzo y evitamos que los excedentes de Caja de ANDE fueran golpeados por las nuevas disposiciones del impuesto a la renta.
Cuando tuvimos la posibilidad Parlamentaria, pedimos más cambios al proyecto que no fueron atendidos. Tenemos autoridad moral para votar en contra de este proyecto, porque aún estando en contra, aún dictaminando de manera afirmativa pero separándonos del texto que hoy está por aprobarse, no obstruimos lo que finalmente quiere la mayoría de este Parlamento. De las veintidós mil mociones que se votaron en comisión y en plenario, mi fracción solo presento 23 mociones, 23 mociones que buscaban mayor progresividad del Impuesto del Valor Agregado, especialmente buscando gravar los artículos llamados suntuosos.
Nuestra tesis era que los bienes de lujo como electrodomésticos, vehículos, vinos, cigarros, licores, cervezas, perfumes y cosméticos de toda clase debían de pagar más impuesto al valor agregado y los productos que quedaron fuera de los 267 de la canasta básica podrían pagar 13 por ciento y no 14 como quedó finalmente en el proyecto
Solo en el año 2010 el Ministerio de Hacienda recaudo 147 mil millones de colones y es previsible que 2011 cierre con una suma cercana a los 200 mil millones.”
Para nosotros, esa era mejor manera de cargar el costo de esta reforma fiscal en las clases sociales que más ingresos tienen.
Pero si hay una razón que nos lleva a votar en contra de este proyecto es la triste realidad estructural del Estado Costarricense. En palabras sencillas como nos gusta usarla, el Estado es una especie de saco roto, al que no importa cuánto dinero tiremos dentro, si hay huecos en ese saco.
Los superávit que el año pasado acumularon distintos entes gubernamentales son escandalosos. Mientras el gobierno pretende recaudar cerca de 300 mil millones de colones más al año con esta nueva ley, instituciones como el INS acumularon superávit de 369 mil millones, la Caja con todo y crisis más de 146 mil millones, el ICE 135 mil millones, el CONAVI 79 mil millones de colones, el INVU y la gente de clase media sin casa con un superávit de 67 mil millones de colones, RECOPE, con 62 mil millones de colones.
Todos sacos rotos, sacos en los que sobra dinero de todas y todos los costarricenses, solo el superávit de esas instituciones durante el 2011 según datos de la CGR representa 5 veces más lo que se quiere recaudar con el plan fiscal.
Cuánto dinero más le pediremos a los costarricenses que tiren dentro de ese saco roto y lo más malo, es que hay malos costarricenses que no les gusta tirar nada en el saco y siempre ocurre que los que no tirar nada, son los que más tienen.
Recientemente el periódico La Nación reveló que 16 grandes empresas tienen 3 años de no pagar en nada en impuesto de la renta.
Estas empresas cuyo nombre o razón social no podemos conocer en virtud de que el código tributario no lo permite, dejaron de pagar al Estado costarricense 420 mil millones de colones.
Mientras con este proyecto a punto de aprobarse se quiere recaudar 300 mil millones es decir cerca del 1.5 por ciento del PIB estas 16 empresas si pagaran esos 420 mil millones, aportarían 2.1 al PIB.
Simple matemática y simple conclusión, como dijo el Baron de Montesquieu Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa, y la Ley de Solidaridad Tributaria no es justa, por lo tanto, no debe ser ley.6